Queens Of The Stone Age – Like Clockwork
(Matador Records, 2013)
“…Holding on too long is just a fear of letting go, because not everything that goes around
comes back around, you know..”
…Like Clockwork”
Las pesadillas pueden (y suelen) resultar en obras de arte engendradas por los misteriosos laberintos de la mente humana, que jamás habremos de conocer en su totalidad, pero que nos pueden llevar por senderos tan densos y tan luminosos como uno pueda y quiera imaginar. Estos trances no necesariamente suceden mientras experimentamos el R.E.M. (rapid eye movement); en realidad todos, de alguna manera, cargamos con nuestras alucinaciones a todos lados, aún cuando hay quienes intentan dejarlas debajo de la alfombra o de la almohada, casi siempre sin éxito. Cuando estos monstruos son enfrentados y exorcizados, derivan en canciones y música como las contenidas en: “…Like Clockwork”, de Queens Of The Stone Age: Banda de rock proveniente del desierto californiano, que lleva girando desde 1997.
Pasaron 6 años desde la última entrega de estas reinas del desierto, y en este tiempo me parece que ha sido cuando más seguidores han generado; basta con observar las reacciones de la gente con su regreso a los escenarios y estantes de discos del mundo. Y qué bueno que volvieron, porque “Era Vulgaris” es el esfuerzo creativo menos afortunado en su carrera. En ese disco perdieron espontaneidad y garra (salvo sus honrosas excepciones, como “Make It With You” y “Sick, Sick, Sick”), que habían sido grandes virtudes de la banda.
“..Like Clockwork” es un compendio de 10 historias, y quizás es la primera vez desde “Songs For The Deaf” que no aparece alguna canción de relleno o de transición; todas y cada son realmente atinadas y acordes unas con los otras, echando mano del Rock&Roll más clásico y vertiginoso (My God Is The Sun), Hard Rock (I Appear Missing), Psicodelia (Kalopsia suena como si The Kinks estuvieran nadando en un suculento mar de LSD), e incluso se dan el lujo de juguetear con ritmos bailables (If I Had a Tail), pero armados con potencia y contundencia. Como debe ser, también hay buen Stoner Rock, que si bien ya no es lo único que tocan (¿Alguna vez lo hicieron?), aún se percibe un tufo penetrante a enervantes y buen atascón. Quizás las sorpresas son “The Vampyre Of Time & Memory” y “Like Clockwork”, que están más cercanas a David Bowie y a la construcción de crescendos instrumentales poco usuales en ellos (logro recordar Mosquito Song). Este viaje está hecho para clavarse de un jalón y sin escalas, aunque resulta divertido dejar que el aleatorio nos lleve por otros caminos.
“One day when we’re far away from everything that hurts, drink wine and screw is all we’ll do…
Every day”
Fairweather Friends
¿Hubo invitados la fiesta? ¡Pero claro! Invocaron al demonio de las viejas amistades y casi el equipo completo que se involucró en “Songs For The Deaf” estuvo de vuelta. Ahí están nuevamente Dave Grohl en la mayoría de las baterías, Mark Lanegan nos arrulla con su cavernosa voz (la versión desértica y más melódica de Tom Waits), Alain Johaness, Nick Oliveri, y a éstos se sumaron nuevos personajes a la saga, tales como: Alex Turner (Sí, de Arctic Monkeys), Jake Shears (Scissors Sisters), Brody Dale, y hasta la Reina Mayor del mundo: Elton John, quien le pone elegancia a las teclas en “Fairweather Friends”.
Josh Homme nos hace partícipes de sus pesadillas y pensamientos más oscuros (como suele hacerlo), pero esta vez ha dejado (no del todo) para otra ocasión la furia y enojo que suele acompañar a sus grabaciones con esta banda, y en su lugar nos adentra en un viaje más introspectivo, y me parece que más sincero. Han sido tiempos difíciles para él y esto queda muy claro al poner atención a las letras de todas las canciones, aunque no me sorprendería que fuera algo premeditado. Al mismo tiempo, esta etapa representa un nuevo aire para la banda, ya que están estrenando baterista (John Theodore) y se les escucha bastante sueltos y potentes en los directos que han subido a la red. Por otra parte, en esta ocasión le han puesto mucho énfasis a la parte visual, por medio de un cortometraje homónimo al disco, armado (así como todo el arte del disco) por el chingón artista visual “Boneface”.
“…Like Clockwork”
Hace tiempo dejaron de ser una banda de culto para unos cuantos y hoy en día son escuchados y consumidos por un rango mucho más amplio (truco aprendido de la existencia de Them Crooked Vultures) y esto seguramente hace respingar a los más espesos de la escena Stoner, lo cual no dudo ni un segundo que lejos de molestar al “Ginger Elvis”, le divierte mucho.
En “..Like Clockwork” podrán encontrar un buen compañero para las noches solitarias post-juerga nocturna, en las que se regresa a casa casi al amanecer y todos los demonios que intentamos ahuyentar a cada trago, vuelven al acecho. Cuando todo pareciera ir colina abajo.
..Y qué chingón.
Por: Elías Pimentel (@eliasonfire)