Arca: Psicofonías Digitales.
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La experiencia paranormal de la cual sin querer fue testigo a temprana edad (Una noche escuchó conversar a su abuela con su marido el cual a esa fecha tenía diez años de muerto) fue el detonante de la perspectiva fantasmagórica y retorcida del trabajo de este exitoso y joven productor. Alejandro Ghersi, su verdadero y hasta hace poco revelado nombre es uno de los talentos más inquietantes y reconocidos de la escena electrónica actual en donde se le conoce con el simple nombre de Arca.
Desde su natal Venezuela fue gestándose el perfil macabro y denso que caracteriza su trabajo. Nuuro, fue el seudónimo que utilizó cuando hizo su debut en las fiestas underground de Caracas. Poco a poco se hizo de consolas con las cuales armaba piezas musicales, mezclas que contenían ritmos y sonidos de los más oscuros campos de la electrónica.
Todos estos experimentos auditivos fueron contenidos en tres EP´s (Baron Libre, Strech 1 y Strech 2) los cuales fueron su carta de presentación a nivel mundial por medio de las plataformas digitales. En el 2007 con apenas 17 años fue aceptado en el Clive Davis Institute of Recorded Music de Nueva York.
Durante esos años le dio cuerpo a su propuesta “frankenstoide” uniendo la agresividad de la música industrial con sintetizadores románticos y pausados hasta obtener unos bajos infrahumanos. Es como si las piezas tuvieran vida por sí mismas, como si fueran criaturas que respiran, que se quejan y dan gritos demenciales. Es interesante lo que logra Alejandro en su trabajo, es capaz de llevar este sonido tenebroso a coquetear con el hip hop y el dubstep resultado que a más de uno en el mainstream le resultó fascinante.
Después de escuchar el mixtape “&&&&&” los productores asociados del rapero Kanye West lo llamaron para que manipulara algunos tracks del disco “Yeezus” de West. Al ver el resultado, lo convirtieron en co-productor de la producción siendo este álbum uno de los más exitosos del rapero y dándole la proyección absoluta a Ghersi como uno de los productores más visionarios de la escena musical.
La segunda en hacer mancuerna con el productor fue FKA Twigs con quien colaboró en sus dos primeros trabajos “EP2” y “LP1”. Es aquí cuando el monstruo Arca mostraba su faz por primera vez. La unión con el talento del artista visual japonés y amigo íntimo Jesse Kanda le dieron vida a uno de los dúos creativos más apasionantes e intrigantes de los últimos años.
Y es que en Kanda, Alejandro encontró la representación visual de sus sonidos; seres grotescos, demoniacos, desfigurados y hasta pornográficos son los primeros habitantes de estas cavernas sonoras. Los videos que acompañan las creaciones de Arca son imágenes angustiantes, lo mismo ves a cuerpos deformes con movimientos seductores o a bebés satánicos bailando con figuras alienígenas.
Con el éxito y la experiencia obtenida lanzó su álbum debut “Xen” en el cual muestra en estado de ebullición sus inquietudes, las problemáticas con sus preferencias sexuales y demás malestares de una persona que siempre busco el anonimato en un mundo en el cual nunca tuvo el sentimiento de pertenencia.
El productor describió su trabajo como un alter ego ambiguo, descarado, amorfo, es la angustia hecha melodía. A este nivel de creatividad y creación era casi inevitable que una de las máximas representantes de lo experimental no pusiera los ojos sobre él. Fue con la co-producción de “Vulnicura” el octavo disco de la islandesa Björk con lo que Ghersi consolido su proyecto.
La unión de las cuerdas con los sintetizadores distorsionados, ambientes fantasmales con beats contundentes y tenebrosos es ya su sello distintivo. Y es que Alejandro no hace música para bailar, es para contemplar e interpretar. Su proyecto es exhibido en el MoMA PS1 de Nueva York elevándolo a la categoría de arte. Este año lanzó el mixtape “Sheep” mostrando una música electrónica de verdadera vanguardia.
Y es que Arca logra lo que pocos músicos logran: Crear música nueva, desde conceptos únicos, de una manera diferente y con una estética poco convencional. Son los fantasmas humanos tratándose de comunicar, gritar y expresarse al oído y a nuestros ojos, como si se tratara de auténticas psicofonías digitales.