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Es que España entera está rendida a sus pies.
¿Qué es lo que la hace tan adictiva, tan relevante?
-Es que nos recuerda un poquito a “La Faraona” – Responde Claudio el único madrileño del grupo. Son las 11:30am en un peculiar hotel a las afueras de Sevilla, aún no se decide hacia dónde vamos a ir.
Yo muero por pasar por Torremolinos o Gibraltar, cualquiera de las dos direcciones es
perfecta para mí. Y es que mi cuota de España ya está cubierta con Madrid, Sevilla y Barcelona, vamos, que por mi podemos regresarnos tranquilamente a México en este momento…
Finalmente, la prole se ha puesto de acuerdo, ni el norte ni el sur, vamos a Marbella – la pequeña Grecia – donde un conocido nos ha conseguido unos tickets para el concierto de una cantante que la está moviendo en grande en todos lados; supe de quien hablaban ya que a cualquier momento que encendieras la radio suena alguna de sus canciones: Rosalía.
Barcelonense de nacimiento Rosalía en pocos meses ha tenido su prematura consagración como la actual exponente musical española en todo el mundo. Su principal logro, haber “destilado” el flamenco a su máxima experimentación. Cambió las mantillas por top crops y las batas de holanes acaudalados por shorts pegados a la nalga.
Pero esta hambre mediática por saber de ella y escuchar su propuesta no inició de la noche a la mañana, apenas hace dos años terminó de grabar por su propia cuenta su último álbum, sin el respaldo de una disquera, de la misma manera hizo los vídeos para las canciones haciéndose de una buena fama en los tugurios de Barcelona y alrededores.
Fiel seguidora del icónico cantante Camarón de la Isla comenzó a tomar clases de baile a los trece años y después bajo la tutela de José Miguel “El Chiqui” Vizcaya otro monstruo musical inició su educación en la Escuela Superior de Música de Cataluña a estudiar flamenco. Recién egresada lanzó su primer EP, “Los Ángeles” un compilado de canciones donde hace acompañar su voz con poderosas guitarras, el resultado es simplemente hipnótico.
El recinto está completamente lleno, el público somos una amalgama de generaciones, encuentro a chavales que rondan los 18 años y a personas maduras, mucho más que yo, todos con una cara de emoción. Quince minutos más y el escenario es invadido por los músicos y una docena de bailarinas con lentes oscuros, las luces, el sonido, los gritos… – es la Rihanna del flamenco esta tía – grita un chico detrás mío que sostiene al igual que yo una cerveza que para mi gusto está demasiado caliente.
Cuando la abandonan las bailarinas y queda ella sola bajo la luz del reflector en el escenario es más una “Patti Smith de los tablaos” es íntima, quejumbrosa y sus manos dibujan mucho arte, como ella misma lo ha expresado: “Mi música está conectada con mis raíces, con mi cultura, pero también pertenezco a esta generación global, heterogénea.”
En su segundo álbum de estudio “El Mal Querer” aborda el tema de las relaciones que se convierten en situaciones dañinas, un disco conceptual que con la compañía de Pablo “El Guincho” Díaz-Reixa en la producción se ha convertido en una de las producciones obligadas del movimiento español actual.
Sonidos accidentados y frases convertidas en interminables loops adornan de manera magna sus canciones.
“Mi música está conectada con mis raíces, con mi cultura, pero también pertenezco
a esta generación global, heterogénea.”
Toda esta proyección le ha traído buenos aliados musicales, tales como Pharrel Williams, Diplo, Gorillaz y Dua Lipa, entre otros. Como dice Pedro Almodóvar quien la ha reclutado para su última película (Dolor y Gloria): “Rosalía es todo lo opuesto de una artista diseñada por la industria, es auténtica, ella es quien decide hasta el último detalle de su trabajo y hasta ahora, ha acertado en todo.”
Algunos puristas del flamenco no están de acuerdo con tanta experimentación, según ellos el flamenco es un género donde las tradiciones son la base para su ejecución, sin embargo, eso a ella no parece interesarle, lo mismo le da incorporar el estribillo de Justin Timberlake a una canción o poner a leer una carta a un crío que apenas puede pronunciar sílabas.
Y no es que venga a reemplazar a las faraonas, señoras y demás linajes musicales españoles, es otra música, otro público, otro tiempo.
Ya es madrugada, después del concierto recorrimos varios bares del lugar que, por supuesto tocaban las canciones de Rosalía, estoy con un muy buen sabor de boca, ahora me entero de que ha ganado dos premios Grammy, un motivo más para festejar la noche, brindo por ella con esta cerveza tibia que por más que me esfuerzo no le tomo sabor.