Hacer un libro en estos tiempos es casi un acto heroico, el imaginarlo, el pensarlo, el escribirlo y aún más ilustrarlo es una osadía, pero todo esto parece más fácil a la distancia que gestionarlo. El conseguir los recursos para su publicación en estos tiempos modernos es lo más complicado y al final es de lo que depende principalmente su publicación o no. Lo sabemos de primera mano porque hemos impreso una revista mensual e independiente por 109 números, así fue el caso para el ilustrador Fuco León y el escritor Ramón Gerónimo Olvera. Su libro “Panza Llena, Corazón de Letras”, se estuvo gestando por más de un año en la mente de estos creadores, y tres años más para que se materializara.
Este proyecto junta lo más complejo del mundo editorial y de las letras, como la poesía, ilustración, y aunado a la comida suena como un proyecto increíble. Estos géneros actualmente gozan de creciente aceptación a nivel Instagram o redes sociales, como la lustración, pero aún son relegados por las casas editoriales.
El libro abarca gran parte de la vasta cocina chihuahuense y todas sus complejas expresiones, nombres como el Sotol, Tesgüino y Chile Colorado, son utilizados comúnmente en nuestra identidad y a veces solo comprendidas por los locales, con una prosa única y original, cargada de un gusto y una felicidad como la que nos producen estos alimentos. Si a esto le sumamos que estos textos van acompañado de las ilustraciones de Fuco, son un verdadero deleite. Estas ilustraciones siempre están llenas de colores fascinantes, llamativos e imágenes felices y constantemente cargadas de una ternura que siempre caracteriza el trabajo de Fuco, en donde podemos ver una vasija de horchata melancólica, un conejo siendo auscultado por un nopal y cosas tan disparatadas como una muela quebrada sufriendo con una nuez. Personajes fantasiosos como un nogal enojado hacen que la comida y el texto cobre vida.
Todo es parte de este ejército de personajes increíbles, que aparte de dar lecciones acerca de la gastronomía local y letras, “Panza Llena Corazón de Letras” lo hace consiguiendo sacarte una sonrisa de felicidad y familiaridad, que solo tenemos cuando probamos algo típicamente Chihuahuense o leyendo y escuchando el famoso Chile Chilaca a ocho ochenta, que por cierto es el platillo favorito del ilustrador.
¿Cómo nació este proyecto?
Fue como muy espontaneo, Ramón Gerónimo tenía la inquietud de hacer un libro con poemas infantiles y me paso uno para que lo checara y ver si me animaba, hice un boceto de ese poema para enseñarle la estética y el estilo y ya de ahí fue saliendo, me fue enviando más y yo los iba haciendo en desorden.
¿Cuánto tiempo se estuvo gestionando este “Panza Llena Corazón de Letras?
Como no teníamos tiempos de entrega ni nada si fue bastante largo, más de un año para tener la maqueta y luego se paró el proyecto por otros dos añitos y ya al fin pudo salir, pero si fueron unos 3 o 4 años.
¿Qué tan importante es la comida para ti, en especial la Chihuahuense?
Creo que como a la gran mayoría me gusta la tragadera, y mi comida favorita es el chile verde con queso (chilaca), extrañamente nos faltó ese platillo en el librito.
¡Suena como ironía o algo para una segunda edición!
Si (risas) y apenas me di cuenta de eso.
¿Tienes nopales auscultando conejos, muelas sufriendo con nueces, garrafas de horchata tristes, de donde sale todo este imaginario de comida?
Salen del mismo texto, visto de una manera tan literal que parece absurdo y por eso a la hora de plasmarlo, extrañamente uno pensaría que esa sería la manera más obvia de ilustrarlo pero resulta que no, normalmente tratamos de darle el significado a la metáfora en lugar de plasmarla tal cual está escrita.
¿Cómo fue colaborar con Ramón en este libro?
Muy ameno, como te decía, fue lento el proceso pero a la ves fluido, tanto los textos que ayudaban mucho a la hora de ilustrarlos como la libertad creativa que me permitió tener Ramón Gerónimo
¿Aparte de este proyecto que otros tienes pendientes Fuco?
Ahorita tengo algunas series de pinturas e ilustraciones pero todas inconclusas, espero poder darme tiempo de al menos terminar una (risas).
