Lewis Allen Reed, llevó el rock and roll a los más oscuros rincones del sentimiento, lo enjugó en las lágrimas y sudor de sus recuerdos, lo vistió de cicatrices y besos para entregarlo a nosotros como otra vertiente de la música. Nos embelleció el dolor y el desconcierto en estrofas memorables y en acordes simples, básicos pero honestos llenos de verdad.
Reed llegó a afirmar que su objetivo siempre había sido traer la sensibilidad de la novela al rock, algo así como escribir La Gran Novela Americana en un disco. Como compositor, habló de la prostitución y la transexualidad, temas que el rock no solía abordar, de un New York alejado por mucho del cual Frank Sinatra cantaba, una obra marcada por la sensibilidad y crudeza, canciones que definieron un modelo único en la escritura musical. Patti Smith fue la primera en decirlo: ¡Lou llevó la cultura al rock, le debemos tanto a este cabrón!.
En 1964 formó el grupo The Velvet Underground junto con John Cale, Sterling Morrison y Maureen Tucker. A pesar de ser apadrinados por el influyente artista Andy Warhol la banda nunca tuvo éxito comercial significativo; sin embargo, es considerada como una de las bandas más sobresalientes del movimiento underground. Brian Eno lo describió así: “De su primer álbum apenas vendieron treinta mil copias; pero te aseguro que de cada comprador nació un nuevo grupo musical, ellos son la cuna del Underground”.
A lo largo de su carrera siguió sacando discos tan buenos como invendibles, joyas como “Transformer”, un álbum Glam producido por David Bowie, “Berlín”, un álbum caótico y violento que muchos aseguran que fue precursor de la lírica en el Punk a mediados de los setenta. Más de veinte álbumes que en muchos de los casos exigen un esfuerzo del oyente para descifrarlos y digerirlos. Lou decía: ‘‘Mis mejores líneas están en mi disco Magic and Loss”, donde hablo de magia y de magos que conocí en México, siempre estuve empeñado en lograr desaparecer, así, por arte de magia, desaparecer para aparecer convertido en hombre nuevo”.
En mayo de este año Reed fue sometido a una operación de trasplante de hígado, mismo que destrozó durante más de cinco décadas de beber alcohol y consumir drogas. Al salir del quirófano exclamó: “Mírenme, soy un triunfo de la medicina moderna, la física y la química. Soy más grande y más fuerte que nunca”.
Fue en domingo cuando seguramente decidió que era el momento perfecto para irse. La también cantante Laurie Andersonúltimaa pareja del músico relata que se fue haciendo movimientos de Tai Chi con sus manos, disciplina que había adoptado desde que conoció a la cantante y que según ella, le dio esa paz y tranquilidad en los últimos meses. Tal vez Lou falleció más tarde de lo que llegó a imaginar cuando era joven. Tal vez en su muerte sufrió menos de lo que creía cuando salía de las terapias para corregir sus tendencias homosexuales cuando era niño. Seguramente supo que las ventas de sus discos aumentarían un 300% en la primera semana después de su muerte, muy distante a lo que logró con su primer sencillo con The Shades, su primer banda.
La muerte de Lou Reed se llora como se lloran las muertes de los últimos ejemplares de una especie. Así como con su obra dice más que lo que llegó a cantar, tal vez con su muerte nos dice algo más: qué realmente logró desaparecer, que se le concedió su último gran acto de magia, que finalmente es un hombre totalmente nuevo.
Descanse en paz.
Lou Reed
2/Marzo/1942 – 27/Octubre/2013
Txt por: Bjorzh