Yo nací en Juárez en el ´82 y nos lanzamos a El Paso en el ´90. En toda mi experiencia escolar siempre batallé con las materias y en vez de poner atención, me la pasaba dibujando ojos de láser en ilustraciones de Jesús en las biblias que nos daban en la escuela cristiana Community of Faith Christian School, en el oeste de El Paso.
Ahora vivo en Sausalito, California, cruzando el puente Golden Gate de San Francisco, donde aparte de mis proyectos personales, trabajo como diseñador para la compañía Redscout.
El proyecto de los cerillos es basado en un experimento creativo realizado por el diseñador, maestro, y leyenda, Michael Beirut. En sus clases de Yale, Michael le pidió a sus estudiantes que por 100 días se tomaran el tiempo de crear algo, lo que fuera, y lo que lo documentaran. Este experimento podría ser en forma de fotografías, poemas, música, arte abstracto, con tal de que se creara algo diario.
El proyecto lo publiqué primeramente en Instagram, proponiendo el mismo concepto de los 100 días. Inmediatamente supe que el plasmar a la gente de El Paso y Juárez sería algo interesante, lo cual me daría inspiración y honor de representar en la comunidad del “#100DaysProject” en Instagram.
Las caras que dibujé en los cerillos, las tomé de la página de arrestos DWI del departamento de policía del El Paso, Tx. A mí me han chingado varias veces. En esa página, encontré sufrimiento, dolor, una confianza ciega, frustración, coraje y la realidad de la situación de las ciudades en donde crecí, básicamente gente buena con un chingo de broncas.
Dibujar estos retratos se convirtió en mi pequeño yoga mental; es mi manera de desconectarme de las cosas que tienen que ver con mi trabajo, stress, cobros o cualquier otra cosa. Pero lo más importante es que me hace feliz.
Decidí dibujarlos en cerillos porque el formato era perfecto para dibujar retratos, la dimensión es casi como fotografía de tamaño mediano. En este proyecto les cambio el nombre para mantener a la gente anónima y las historias que escribo para cada retrato son puras ficciones, acompañadas de un poco de experiencia personal y de realidad, basadas en la gente que he conocido en El Paso y Juárez.
Es un honor para mí poder representar a mi Juárez desde San Francisco y mostrarle a la gente las historias y las caras que representan la frontera, con la intención de contar otra historia diferente a la idea que la gente tiene aquí de la ciudad relacionada con la violencia.