Las estrellas brillando en el cielo son una luz antiquísima. Sus destellos tardan años luz en llegar hasta nuestras noches, vienen de lugares distantes y épocas pasadas. Luz y tiempo, que son ingredientes fundamentales en la creación fotográfica.
La luz y el tiempo se han conjugado para permitirnos echar una mirada atrás y observar lo que ha sido de la humanidad desde aquella primera fotografía, iniciado el siglo XIX.
Fue Louis Daguerre quien junto a Joseph-Nicéphore Niépce, pudo desarrollar el proceso en el cual la luz proyectada durante determinado tiempo en una cámara oscura quedaba registrada sobre un soporte preparado químicamente, creando lo que ahora conocemos como una fotografía.
La fotografía llega a Chihuahua mediado el siglo XIX, a una ciudad con más de 200 años, capturando su gente, edificaciones y maneras de vivir. Buena parte de ese registro fotográfico se encuentra resguardado en la bóveda de la Fototeca del Centro INAH Chihuahua, que desde 1994 inició convocando a quienes quisieran contribuir a la preservación de la memoria visual y la construcción de un imaginario fotográfico chihuahuense.
Entre los temas que integran los fondos de la Fototeca podemos encontrar los procesos sociales como la industrialización, el Porfirismo, la actividad misional en la sierra tarahumara, la revolución mexicana y la migración Menonita. Las colecciones documentan las transformaciones que han tenido las ciudades con el paso de las décadas, el arte y la arquitectura virreinal, así como la labor del Instituto en las zonas arqueológicas como Paquimé y Cuarenta Casas.
A través del archivo fotográfico es posible percibir lo que podríamos llamar entretomas, observando el contexto que ha moldeado a nuestras comunidades y los trasfondos que han marcado el camino de nuestros espacios. Las tareas de conservación y catalogación en la Fototeca permiten esta profundidad de lectura y su difusión en diversas colecciones dispuestas a préstamo para exposición.
Hoy en día la fotografía ha cambiado sus mecanismos, procesos y soportes, y los efectos de su democratización han transformado sus valores y provocado una incesante producción.
De ahí la relevancia documental e histórica del material fotográfico antiguo, que se tiñe además con el notable valor estético que presenta.
Las fotografías que materializaron la luz y el tiempo en el acervo de la Fototeca del INAH nos permiten transportarnos a otros espacios y asomarnos a tiempos lejanos, tal como lo hacen las estrellas, cuando reflexionamos sobre lo que en realidad percibimos al observarlas y entendemos el origen del que nos hablan esos años luz.