Por: Luis Hernández
Nuestra cultura la llevamos hasta en los huesos, incrustada en el ADN. Nos permite entender de dónde venimos y en cierta manera nos encamina a lo que podemos y queremos lograr. Pero la cultura se debe cultivar, transmitir y estudiar, de lo contrario corre el riesgo de extinguirse o peor aún, ser ignorada.
Cultivarla y darla a conocer ha sido precisamente lo que emprendió el cineasta paseño Ramón Villa Hernández, escritor, productor y director de su más reciente proyecto: la película “Juana Doe”.
A través de este medio Villa Hernández busca explorar los temas de cultura, la muerte, la ciencia y la cruel realidad de la inmigración forzada, todo con el propósito de promover un dialogo constructivo dentro de la comunidad fronteriza.
Juana Doe hace referencia a “Jane Doe”, nombre que se le da en los Estados Unidos a una mujer fallecida no identificada. La historia gira entorno de la muerte de Juana, una mujer migrante que pierde la vida en su intento por cruzar la frontera y, paralelamente, la de Malena, una joven antropóloga forense interesada en identificar sus restos.
La muerte de migrantes a lo largo de las zonas áridas e inclementes del sur de Texas, han aumentado conforme cambia el acceso a las antiguas rutas de la inmigración ilícita. Mientras edifican más vallas de contención y prometen muros, estas rutas son remplazadas por opciones considerablemente más peligrosas para aquellos que arriesgan todo.
Sin identificar, estos restos de personas que sucumbieron a las inclemencias del desierto, la desesperante deshidratación y la atroz hipotermia durante esas marchas kilométricas y el eventual abandono de los polleros, parecen no lograr un descanso final digno, situación que se agrava ante la falta de recursos federales y estatales para atender esta crisis migratoria pero también de derechos humanos.
En el mejor de los casos, cuando estos restos óseos son estudiados e identificados, sus familiares obtienen la certeza de que se trata de sus seres queridos. En el peor y cada vez más común escenario, estos restos desconocidos, carentes de nombre y pasado, son colocados dentro de fosas comunes junto con los demás olvidados.
“Dentro de mis investigaciones encontré que lo que es todo el Estado de Texas existen estas fosas comunes de migrantes; conocí historias e investigaciones periodísticas y eso rompió todo el colmo: ¿cómo puede estar pasando esto?”, exclama Villa.
Frustrado ante esta realidad, el cineasta decidió enfocar sus conocimientos visuales y artísticos para contar una historia, una de miles, pero una con resonancia y peso propio.
Al conocer el tema más a fondo y escuchar las grabaciones de las llamadas de emergencia que fueron los últimos alientos y palabras de estos migrantes perdidos, Villa no esperó más y emprendió su proyecto audiovisual.
Tenía que traer ese problema a la mesa de discusión; una conversación de carácter binacional, que debe de incluir la perspectiva de científicos, periodistas, políticos, departamentos gubernamentales y organizaciones no lucrativas en defensa del migrante.
Con el consejo de académicos y científicos de la Universidades de Baylor y Texas State y la Universidad de Texas en El Paso, más el apoyo de antropólogos forenses a lo largo del país, Villa y su equipo local e independiente se propusieron crear una película que aborde la temática de una manera informativa y abierta al dialogo.
Incorporando el “realismo mágico” -método narrativo que combina los temas reales con elementos surreales-, el autor cuenta la historia de Juana Doe a través de una amalgama de historias: la búsqueda de cultura, la reverencia por nuestros queridos difuntos y cómo la ciencia moderna, en ocasiones, puede beneficiarse de las tradiciones de antaño.
Malena, personificada por la actriz Valeria Álvarez, es la protagonista de la película. En la trama, ella descubre su poder latente para comunicarse con los difuntos, habilidad que paralela su capacidad científica de analizar y decodificar restos humanos. Ella cuenta con el poder de escuchar a los muertos.
Esta virtud la lleva a encontrar a Juana, protagonizada por Janet Solís, quien fallece a los bordes de los límites fronterizos. Tanto Juana como Malena comparten un vínculo especial que las motiva a encontrar su camino, uno de descanso y el otro de objetivo.
“Los antropólogos forenses son los que encuentran estos restos humanos y tratan de identificar y comunicarse con los muertos; ese fue el personaje que me llamó la atención, aquel que quiere escuchar a los difuntos”, explicó el cineasta.
El proyecto fílmico, compuesto por talento local en ambos lados de la cámara, se encuentra en su fase de pre-producción. Lo que falta, como suele ser el caso en proyectos independientes en el Estado de Texas, es el respaldo económico.
Villa busca que este proyecto sea de la comunidad y para la comunidad, y por ello, en vez de ir y buscar financiamiento por compañías grandes, inició una campaña de recaudación de fondos que genera deducibilidad de impuesto para los donantes.
Para lograrlo utiliza el sitio web de donaciones monetarias llamado “Seed & Spark”, que a diferencia de un GoFundMe u otros sitios con propósitos similares, esta vía se especializa en la recolecta de financiamiento para películas.
La colecta comenzó el 2 de noviembre, Día de los Muertos, y continuará hasta los primeros días de diciembre. La meta a obtener es de 12 mil dólares y hasta el momento se han recolectado más de 6 mil dólares provenientes de contribuyentes que desean ´dar alas´ al proyecto.
“Si somos capaces de recolectar este dinero tendremos la capacidad de proveerle a la comunidad este proyecto y sus donativos significan que están interesados en conocer del tema”, apunta Villa, quien reconoce que el apoyo de la comunidad para contar esta historia es vital. Una historia que nosotros los fronterizos conocemos, pero que al mismo tiempo desconocemos.
Para conocer más sobre la película y su camino a ser una realidad, pueden visitar el sitio web www.juanadoe.com, para aportar un granito de arena pueden ir a www.seedandspark.com/fund/juanadoe#story.