Daniel Espartaco escritor nacido en la ciudad de Chihuahua, salió a muy temprana edad a buscar su sueño literario a una ciudad que se lo pudiera ofrecer, encontrando este sueño en la Ciudad de México. Espartaco es poseedor de una narrativa sorprendente, sacó su primer libro Cosmonauta en el 2011 llamando la atención de la crítica especializada, un año después saco su novela Autos usados con la editorial Mondadori que lo catapultó al reconocimiento y con la que logró reconocimiento.
La novela Autos usados cuenta los pasos de un joven que vive su infancia en nuestra ciudad y que transcurre entre su madurar, andanzas en auto y el buscar el sueño de ir a Estados Unidos, el salir de la ciudad y el regresar años después y encontrar la ciudad cambiada así como el mismo personaje. Autos usados está lleno de mensajes y de cotidianidad pero con el toque norteño que sólo los que vivimos en la frontera conocemos realmente.
En estemomento Daniel Espartaco se encuentra escribiendo su nuevo libro y con su más reciente obraBisontes (Nitro press) recién publicada, platicamos con Daniel acerca de sus libros, cultura, Los Cadetes de Linares y su profunda relación con Chihuahua.
Viviendo en una ciudad como la nuestra es conocido que la cultura del auto era muy importante al menos a los que nacimos a principios de los 80’s, el dar la vuelta en el auto, tomar e inclusive los primeros pininos amorosos se daban en un auto… ¿Tu libro Autos Usados es un reflejo de la cultura del auto en una ciudad como Chihuahua? ¿O, el auto es sólo un medio para reflejar todas las vivencias del personaje?
Creo que una buena parte de Autos Usados intenta hablar de la importancia del automóvil en la idiosincrasia de un joven que vive en una ciudad del norte, donde además el transporte público es una pesadilla. El auto es un símbolo de la libertad, del movimiento. Por supuesto que no es el tema principal, creo que se podría escribir una novela de mil páginas sobre la cultura del auto en Chihuahua.
Muchos jóvenes se van por huir de la violencia, otros por más oportunidades o por las bondades culturales que ofrece el DF, ¿A qué edad decidiste salir de Chihuahua y por qué?
A los veinte años, me fui de Chihuahua porque ya no soportaba estar ahí, no veía en ese lugar ninguna posibilidad de futuro. O por lo menos de un futuro agradable para mí. Si te quedas en Chihuahua a escribir el ambiente te va consumiendo, no vas a encontrar a nadie que te diga cómo hacerlo. Muchas veces es sólo el ambiente, aquí en el DF no salgo mucho, ni veo escritores, pero bueno…
Hay que salir alguna vez cuando eres joven. Yo podría regresar a Chihuahua a escribir, pero sí necesitas una distancia, un extrañamiento. El internet acortó las distancias, tienes razón, yo crecí sin internet. Pero creo que es un poco necesario hacer el viaje.
La pregunta obligada ¿Cómo ves el panorama literario en México?
Yo creo que está mejor que nunca. Está mejor que hace 10 según recuerdo. Hay muchos autores que están escribiendo buenos libros, pero más que buenos libros, interesantes. Antes se creía que escribir literatura era ser un pedante (la mayoría lo cree así), pero creo que cada vez hay más autores que están escribiendo con honestidad y con profesionalismo. No es como antes que los autores escribían en sus tiempos muertos, pero en realidad eran funcionarios.
Me gusta esa frase, muy cierta. Al ser oriundo de Chihuahua y conociendo la ciudad, sabes de la falta de cultura editorial y literaria, ¿Qué crees que haga falta para que surja más talento? (y que no se oiga como promesa de campaña)…o ¿Simplemente se lo dejamos al talento innato de cada uno?
Sí, el talento está ahí, pero no hay manera de desarrollarla, supongo que lo primero que habría que hacer es mandar unos Bulldozers a demoler el Ichicult. Luego decirles a los chavos que ni por asomo se paren en un taller de literatura o estudien letras porque ahí matan el talento. Luego decirle a los chavos que escriban sobre lo que conocen, sobre lo que pasa alrededor, que no lean autores chihuahuenses sino a los clásicos, a los rusos, a los gringos, y que escriban sobre la vida en la ciudad y manden sus manuscritos a una editorial en el D.F. o bien, que ellos mismos hagan sus propios libros. Hay que vacunarlos de décadas y décadas de una pésima cultura literaria, de muchos vicios, de la pedantería de los “culturitos” Chihuahuenses, de la pretenciosidad, etcétera. Digo, yo pasé por todo eso, por eso te lo estoy diciendo. Es horrible y deprimente, los burócratas de la cultura creen que te hacen un favor, y han olvidado que en teoría, ellos trabajan para ti. ¿Qué interés puede tener alguien por eso que llaman cultura cuando sólo están pensando en el cheque del fin de mes?
Tus temas son muy urbanos, muy inmersos en la ciudad sin llegar a ese desmadre tipo Fadanelli, ni ser tan sencillo y hasta cierto punto juvenil de Eusebio Rubalcaba sino exactamente en el punto medio, ¿Qué piensas de la carga de ciudad de tu obra?
Bueno, soy de los que escriben de lo que conocen, de lo vivido. Supongo que esa es la ciudad donde crecí. Nunca me he propuesto ser urbano o juvenil, sino sólo escribir. Supongo que ese término medio que dices está ahí porque no me he propuesto ser urbano y esas cosas.
Ya para terminar Daniel, ¿Qué es lo que más recuerdas de Chihuahua?
El cielo. Es lo que más recuerdo y extraño. Siempre que me bajo del avión recuerdo esa canción de José Alfredo, “El cielo de Chihuahua”.
Para leer esta entrevista completa, busca nuestro #63
Entrevista por: Rafael A. Revilla