Hablar sobre Star Wars, es hablar de un universo completo, literalmente. Cientos de personajes, planetas, escenarios y épocas hacen de esta saga una de las más extensas y apasionantes que se hayan creado. Desde 1979 con el Episodio IV, su primera película, miles de personas quedaron maravilladas con su visionaria historia, luego estas personas se convirtieron en millares de fanáticos que seguirían religiosamente durante años cada una de las entregas.
Hablar de los Jedis y Siths es un tema que no domino del todo y tener frente a mí a alguien que es una enciclopedia viviente en dicho tema es intimidante, sin embargo, esta vez tengo una ventaja, es mi amiga Lilly Ville quien comparte sus opiniones y parte de su extensa colección de Star Wars conmigo.
Después de reclamarme varias veces el hecho que tuvo que empacar todo ella sola y meter varios años de su vida en cajas para poder realizar estas fotos, me pide que le ayude a desempacar los artículos con más peso emocional de su colección. Yo estoico, sigo sus instrucciones del orden, grupo y categoría en el que deben ser sacadas cada una de las piezas. Y no es para menos, Lilly es considerada una de las mujeres con mayor número de artículos sobre la Guerra de las Galaxias en México.
El primer acercamiento que tuvo Lilly con el universo de Star Wars fue a los once años cuando quedó encantada con los fantásticos personajes que convivían en la cantina de Mos Eisley, años más tarde con su primer sueldo empezó a crear esta impresionante colección. “No recuerdo precisamente cual fue el primero, pero estoy segura cuales son los primeros que atesoré, un mini busto de Darth Vader en el cual podías modificar tu voz, una consola de videojuegos y obviamente las películas.” comenta.
Apenas llevamos unas cuantas cajas y el piso de la sala más grande de su estudio ya luce repleto de figuras de acción. Es imposible que no te pase por la cabeza al ver que hay tantas cosas diferentes e impensables el hecho de que esto es una especie de obsesión. Me dice: “Hubo un momento que sí se convirtió en una obsesión, cosa que veía, cosa que quería. Fue mi época oscura, logre obtener los artículos más extraños relacionados con la saga, desde carteras, aretes, collares hasta cobijas y ropa interior de los personajes, no podía parar. La verdad, en ese tiempo si recortaba mi presupuesto, salir del departamento de juguetería sin algo en las manos era imposible, muchas veces dejé de comprar cosas necesarias para mí por llevarme un juguete a casa.”
Luego esta situación cambió, al ser una historia tan vasta Star Wars tiene múltiples vertientes en los cuales la historia puede enriquecerse, convirtiendo la trama en algo prácticamente infinito. “Yo sólo me avoqué al lado oscuro, los buenos siempre me resultaron muy ñoños, además a estas alturas, es muy difícil ser un coleccionista, yo misma me he perdido entre tanta información así que me ha servido el limitar mis gustos” me platica mientras acomoda a un Anakin parlante traído desde Francia.
Buscar cosas de sus tres personajes favoritos (Darth Vader, Darth Maul y Bobba Fett) es primordial, sin embargo, dentro de la colección existen artículos que también atesora particularmente, una estampilla impresa en hoja de oro del emperador Darth Sidious, un holograma en 3D de Darth Maul de edición limitada, los autógrafos de Anthony Daniels (C3P0) Jeremy Bullock (Boba Fett) y Dave Prowse (Darth Vader) y un Darth de Kenner de los 70’s son algunos de ellos.
Ya vestida con el uniforme oficial de un Imperial Gunner y mientras jugamos con los sables de luz, me confiesa que ser una fan girl no es del todo fácil, “Mucha gente cree, que por ser mujer sólo debe interesarme la Princesa Leia o dudan de mis conocimientos sobre la saga y olvídate de que se den cuenta que dentro de este traje sepan que soy mujer, porque en las convenciones comienzan los manos largas a aprovecharse”
A pesar de eso, Lilly se ha encargado de organizar eventos de caridad y culturales como la exhibición que se realizó este año en el Museo Semilla por la celebración del día internacional de Star Wars el cuatro de mayo donde su colección estuvo exhibiéndose. También forma parte de la Legión 501, el club oficial internacional sobre Star Wars con los cuales ha participado en varias reuniones anuales a nivel nacional y con quienes se prepara para ser parte de la convención en Londres el próximo año.
Con el estreno de la séptima película, una autentica fan como ella está expectante en cómo será la nueva entrega de los estudios Disney, confiando en que no se salga tanto de la historia principal y esperando que no generen personajes tan infantiles y de relleno que rompan con el contexto como sucedió con el odiado personaje Jar Jar Binks.
Ella me comenta a manera de broma que ha llegado a cuestionarse el no tener hijos para no sacrificar su colección. Para muchos de los “Warsies” (como se hacen llamar los fanáticos) coleccionar se ha convertido una forma de vida. Sacrifican mucho por un gusto que muchos consideran innecesario. Lilly insiste que quite mi mueca de miedo al manipular las piezas, pero no he podido, imaginar que les pasa algo por culpa mía me da pavor.
“Soy una chica con un gusto en especial por este mundo intergaláctico, no necesito ser una freaky obsesionada para ser catalogada como una fan girl de Star Wars” lo dice mientras acomoda al Darth Vader de casi un metro diciéndole: “¿Se siente aquí a gusto señor?”
Estar tirado con la panza al suelo jugueteando con un sinfín de figuras y ver la pasión con la que Lilly me platica sus anécdotas me ha hecho recordar mi infancia, el orgullo de mostrar tus juguetes y saberte especial por tener tal o cual personaje, sólo con la diferencia en que ahora somos adultos y que terminando esta cita ella irá a su oficina a seguir trabajando, eso sí, dejando ver sus calcetas ilustradas con Vader y yo regresaré a mi laptop a terminar esta crónica, mientras me inspiro observando detenidamente al pequeño Yoda que se coló entre mis dedos esa tarde y que prometo devolver en cuanto vuelva a ver a su apasionada dueña.
Texto: Björzh Znchz
Fotos: Leonardo Martínez