Tengo una amiga que fue una estrella del transformismo hace más de veinte años, su época más salvaje fue en Cd. Juárez, donde la vida nocturna de aquellos años estaba repleta de personajes y de anécdotas que solo sus protagonistas tienen la valentía de constatar y recordar. Ella cuenta sobre un chico que a pesar de su corta estatura sobresalía entre la multitud por su fama, la sentencia era muy clara: “No te metas con él que este si te pone una madriza”.
Ese chico era Saúl Armendáriz, un tipo nacido en El Paso que poco a poco estaba haciéndose de renombre en las arenas de lucha libre del todo el país. Con una imagen totalmente femenina, de medias y maquillaje Cassandro, como se le conoce dentro del ring, ha revolucionado el concepto de la lucha libre en la cultura mexicana. A golpes, fracturas, valentía, chingo de maquillaje y muchos huevos (aunque entre tantas capas de medias los esconda muy bien) el nombre de Cassandro es por hoy una de las máximas figuras de la lucha libre internacional.
Él ha sido tema de conversación en muchas reuniones, sus artículos alrededor del mundo y sus reveladores filmes documentales hacen que lo sienta cercano, así que más que una entrevista para mí fue una charla con una leyenda viva, una charla sobre golpes, bendiciones y jotería.
En tus propias palabras, ¿Quién es Cassandro?
Es un chicano fronterizo resultado de muchas peleas fuera y dentro del ring. Es alguien que libró muchos abusos, muchas desgracias y que descubrió su verdadera identidad en el cuadrilátero.
¿Qué tipo de abusos?
De la vida, mira, el ser “diferente” siempre conlleva golpes que desde muy chico aprendes a recibir, un núcleo familiar nada optimo, luego la sociedad te bombardea por ser afeminado, te meten en la cabeza que eres un pendejo y que no servirás para nada, muchas veces estuve a punto de creérmelo.
¿De dónde sacaste el coraje para salir adelante?
Tenía que, nunca estuve dentro de un closet, siempre fui afeminado, una mariposa revoloteando y tenía que defender mis alas, tenía que defender quien era yo. Mi papa nunca me amó, mi madre farmacodependiente, era yo contra el mundo.
¿Y por qué la lentejuela?, ¿por qué la lucha libre?
Necesite de mucha fuerza, se convirtió en un descubrimiento para mí, averiguar quién era yo y como era la manera de lidiar con ello. La lucha libre fue la medicina perfecta para estos conflictos. No creas que los luchadores están ahí para ser madreados o puteados no más porque sí, están ahí por decisiones y por aprendizajes, al menos para mí así fue. El lucir bien es para el público, las chaquiras y lentejuelas son para ellos, es romperles la madre a muchos monstruos propios con un chingo de maquillaje y pestañas postizas.
¿A valido la pena?
Totalmente, cada una de mis cicatrices, cada una de mis lesiones, de mis fracturas, todo está pagado y no me refiero al dinero o a el ego, me refiero a mi paz interior, al saberme valiente, completo, de que si puedo. He sido bendecido con muchos logros profesionales, sin embargo, los personales, no sabes cuan satisfecho estoy y eso ha sido por superar mis miedos.
Entraste a un ámbito liderado por el estereotipo de hombre macho, violento y te creciste a eso, eres respetado por todo el público seguidor de este deporte ¿Qué pasó? Es que no lo entiendo, alguien en tu postura hubiera huido a eso y tú te fuiste a la tercera cuerda y te dejaste caer…
Como Saúl hubiera sido otra historia, es como Cassandro que adquiero conocimiento, yo me preparé con los grandes, soy de la vieja escuela de la lucha libre, tenía que demostrar que era bueno y gracias a la vida comencé a hacerlo, ganando títulos a nivel nacional, peleando con estrellas consagradas y repito, siendo valiente.
Estas a punto de cumplir cincuenta años, ¿Qué ha cambiado en ti en estos años?
Soy una persona creyente y estoy convencido en el poder de dar y servir. Mis luchas de sangre y lesiones se han convertido en defender los derechos de mi comunidad y no solo hablo de la familia LGBT+ sino aquí en la frontera, estamos viviendo tiempos difíciles y tenemos que aportar algo a la sociedad.
El que recibe los madrazos en el ring eres tú, pero, ¿Quién te acompaña en esta nueva etapa de tu vida?
Aunque tengo pocos amigos y aunque cada vez se apagan más estrellas de la lucha libre, siempre estoy acompañado de personas que está en mi misma sintonía, no lo sé, es que te repito, soy de la vieja escuela en todos sentidos, cuando joven que andaba en el desmadre en Cd. Juárez era con las prostitutas, con las vestidas con quienes, hacia comunidad, quienes te tendían la mano, con la familia luchística igual, se hacen hermandades y es lo que te hace crecer.
Son más de treinta años de carrera, ¿Has pensado en el retiro?
Sabes, estoy muy lastimado, si yo no me ocupara de él correctamente ya no podría hacer lo que sigo haciendo. Trato de ser lo más saludable posible, trato de mantener sanos mi cuerpo, mente y espíritu y cuando externo que ya quisiera retirarme medio mundo me dice: ¡estas jodida! Así que mientras el cuerpo aguante.
Sabemos de ti muchas cosas, solo basta en poner tu nombre en el buscador y aparecen artículos sobre ti desde Argentina hasta Francia, hay documentales, homenajes y demás. ¿Qué viene más de ti?
Vienen cosas que me tienen muy emocionado, un libro y un nuevo filme así que hay cosas que me van a tener ocupado todavía. Eventualmente seguiré con proyectos comunitarios como el de Mama Lucha que me da tanto.
Por último, ¿Cual podrías nombrar como tu legado?
De manera profesional han sido muchos, el título en el noventa y dos donde le partí la madre a muchos estereotipos, cambié la cultura de un deporte, de un país. Mis exhibiciones en el Louvre y Cannes, alfombras roja y demás, sin embargo, el ser yo contra todo y todos es lo más gratificante que he logrado, me ha costado tanto, ha sido tanto sacrificio, tantas veces caí, tantas bajoneadas, tantas veces pensé en rendirme y sigo aquí, brillando, porque ser linda cuesta también un chingo no creas…
Descubro en la manera de que habla de sus logros una modestia entendible pero también percibo el gozo que le causa saberse y eso solo se manifiesta cuando te ha costado conseguir el respeto y la admiración por la chinga que ha resultado ser alguien en esta vida. Cassandro es una institución, aunque él no se sienta cómodo escuchándolo, es la lucha encarnada de los raritos, de los jotitos, de los maricones contra el machismo, contra las fobias, contra lo establecido.
Durante la charla coincidíamos en que la lucha libre fue una bendición para su vida, él la convirtió en su vocación y miles de seguidores y fanáticos lo agradecen. Algo tiene Cd. Juárez que pare y forma a gente chingona y en el caso específico de Cassandro luciendo un maquillaje im-pe-ca-ble.