Los Ciclos de la Luz

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Texto: Jorge Meléndez Fernéndez 

Los ciclos forman parte de todo desarrollo vital, los que involucran la luz son tan cotidianos como el sol que ilumina nuestro planeta desde hace millones de años. Nuestros días, noches, equinoccios y solsticios pautan el ciclo de las estrellas; el conocimiento para capturar lo que percibimos gracias a su luz produjo la fotografía.

A más de un siglo de que las señoritas Krakauer y Enríquez adquirieran las primeras bicicletas en la ciudad en 1895 y del primer mítico accidente ocasionado por una bicicleta un año después, según el relato de Francisco R. Almada en su Guía Histórica de la Ciudad de Chihuahua, la historia se repite y los ciclos se alternan en periodos de luminosidad y momentos de oscuridad; no se puede entender lo uno sin lo otro.

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Aquel vehículo revolucionario del siglo XIX que fue la bicicleta quedó a la sombra y sustituido por el reluciente automóvil y lo que representa. Como bien lo apuntó el crítico austriaco Iván Illich en su ensayo Energía y Equidad (1974), en el contexto de la crisis del petróleo de 1973:

“La bicicleta es un invento de la misma generación que creó el vehículo a motor, pero las dos invenciones son símbolos de adelantos hechos en direcciones opuestas por el hombre moderno. La bicicleta permite a cada uno controlar el empleo de su propia energía; el vehículo a motor inevitablemente hace de los usuarios rivales entre sí por la energía, el espacio y el tiempo.”

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La colección fotográfica aquí reunida registra con la naturalidad que cada época deja en sus documentos, el uso de la bicicleta a través de las décadas, pero también permite observar cómo la sociedad transformó los espacios de la ciudad favoreciendo el uso del automóvil particular, dejando consecuencias ruinosas a largo plazo para los peatones, los ciclistas, el transporte público y el medio ambiente.

Los ciclos de la luz han concebido nuestros días y en busca de mantener el equilibrio, los ciclos de la bicicleta no han dejado de andar; las ruedas giran y se abren espacio con el fluir del tiempo y el rostro al viento.

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