No me cuesta trabajo recordar la escena rockera de Ciudad Juárez.
Para mí todo comenzó en 1992, cuando terminaba una escena desgastada de bandas de covers de los 80’s. Había bandas con material original, pero eran contadas, y aunque se podría decir que musicalmente eran muy profesionales, su propuesta no era muy atractiva para los oídos de una nueva generación de perdidos. Los chavos buscaban algo más, el grunge y el alternative era nuestra música, nuestra generación, eran tiempos extraños y confusos, en fin, éramos la generación X mexa y fronteriza.
Volteo y recuerdo con nostalgia los primeros toquines en el Teatro de la Asegurada, donde bandas como Anarkia, Misterio, Atrofia, Frida, Zona Muerta, Machin Head Lily, Mary la Aturdida, Némesis, La Danza del Elefante, Expost Facto, entre otras, nos ofrecían lo chido que era un show en vivo, donde podías poner a prueba tu nivel de bailar “slam”, y lo mejor era que tocaban rolas originales.
Había veces que el teatro quedaba destruido. Las butacas quemadas por cigarro, desmanteladas, pachitas de tequila Viva Villa vacías y tiradas por todos lados, sudor, pirotecnia y sangre en el escenario. Esa fue mi introducción al rock local, al rock de Juaritos y era más que obvio que todo esto estaba abriendo paso a nuevas bandas, seguidores, corrientes, y desmadres.
Para 1995 nos fuimos involucrando con más gusto. A partir de aquí es cuando nos interesamos más por el punk y toda su ideología. Los fanzines nos instruían, los cassettes piratas con variedad de bandas punk, la contracultura, el antigobierno, la tendencia de hacer uno las cosas, shows, mercancía, desde cassettes de tu banda hasta camisetas, parches y calcas. Comencé a conocer a mucha gente de Juárez y El Paso, los jilotepunks estaban despertando (no tiene mucha ciencia ese adjetivo, pero a mi se me ocurrió en ese entonces y así se les quedó para siempre jeje). En ese tiempo también conocí a Mundo Valencia y a Winkle, ellos tuvieron una banda de punk llamada Los Páganos y al mismo tiempo tenían y manejaban un pequeño lugar llamado Lencho’s Place, por San Lorenzo, de ahí el nombre.
Ofrecían un nuevo espacio y foro para cualquier tipo de arte o propuesta cultural, pero lo que predominó fue la música tanto de Juárez, como de El Paso y otros lados. Para este entonces ya éramos más bandas como La perdición de Juliancito, Las Muñecas Atómicas, 72 Horas, Motocacas, La Bomba Klandestina, Rojos a la Mitad, Seis Pies Penny, Sonofosis, Mr Pink, Grand Plan, Plaztik, Los Mosquitos, Los Ultra Tolidos Sonicos, Los Beats, Las Lolapeluzas, entre otras. Donde los sonidos fueron diversos. Comenzaba el punk, el goth, el industrial, el Niu Metal, el surf, el experimental, el rock instrumental, el ska, el grunge y no podría faltar el alternativo (lo que eso signifique).
Lenchos Place y sus eventos marcó una huella en la música independiente de Juárez. Muchos pudimos ver shows que cambiarían nuestra visión de las cosas en lo que se refiere a la música. Vimos bandas como Hickey de San Francisco, CA, The Chinesse Love Beads de Alburquerque, NM, Former Members of Alfonsin, Parade End de Los Ángeles, CA, entre otras cuantas. La mayoría de estas bandas eran punk, entre el hardcore, fun punk y garage. Pero también estaban otros lugares que daban su apoyo a la escena, tales como La Bodega, La Raya, La Cripta, El Copacabana, El Candys, El Millenium, La Brisa, y pues en realidad había mil fiestas con toquines, incluso bien organizados se podía hacer una tocada donde fuera, como en la Casa Rosa, ¡hasta el Gardie llegó a rockear ya estando cerrado!
Como olvidar el incondicional apoyo del Canal 5 con su programa “Obsesión”, transmitido todos los miércoles (tal vez jueves, no recuerdo bien) a las 6:00 pm, conducido por Javier el tal “Javo” (como se le conoce hoy en día a ese dude) y su frase celebre de aquellos tiempos “!Que momento, loco!”, donde se tenía a un público en vivo, las bandas se discutían con su talento y todos usaban sus mejores garras rockeras para impresionar, ir a una grabación de ese programa era ¡todo el cotorreo, la curota y el riegue al cien!
Pero como suele suceder, las cosas cambiaron. Eso fue positivo y negativo. Poco a poco el movimiento que vimos crecer y que ayudamos a hacer se iba diluyendo, terminando. Los chavos de las bandas estaban creciendo, estaban perdiendo el interés, se habían casado o la habían cagado.
Simplemente para ellos no era un estilo de vida o una profesión, era una moda pasajera, un pasatiempo, se perdieron amistades, y se confundieron los roles. La música electrónica comenzaba a asomar la cabeza y para la chaviza, tanto músicos como seguidores de bandas de rock les gustó la nueva onda, la nueva moda, el nuevo “ritmo”. Ese fue el final de una década de rock local interesante, puro y sin prefabricar, y es precisamente eso lo que arruina un movimiento colectivo de música y de músicos. No hay continuidad ni pasión, no hay dedicación ni apoyo constante y aunque eso pasa en todos lados, es raro verlo en las grandes ciudades; en ellas se mantiene latente, cambiante, activo, vivo, intenso e interesante y creo que es precisamente esa actitud lo que mantiene las escenas musicales subterráneas de México.
Nuestro tiempo fue único, era una lucha por saber, por indagar, por conectar música, bandas, lugares, información, etc. Donde los volantes (flyers) se hacían a mano con recortes y demás o comenzaban los estragos al experimentar con el Corel Draw, una época donde aquel que tuviera internet en casa era dichoso, Myspace no existía, y el correo electrónico apenas comenzaba por acá, fueron tiempos netos, tiempos de crecer y de seguir, de retos y demás confusión, porque nos hacíamos viejos y no queríamos quitar el dedo del renglón….esperábamos que Juárez se convirtiera en una frontera importante en la música independiente y aunque actualmente ha crecido, la verdad no sé si es lo mismo que vivimos nosotros comparado con lo que viven en esta nueva generación.
¿Sabes qué anda sonando en la música local? búscale, eso fue lo que hicimos….
Por: Christian Oaxaca
Artículo publicado en Noviembre del 2009.