Espectros a Color

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Texto: Fabyio Villegas | Fotos: Ángel Cervantes

A mediados de 1995 y sin previo aviso, el hospital psiquiátrico de Santa Isabel, Chihuahua, cierra las puertas a sus pacientes y las abre a montones de relatos fantasmales que se vuelven virales un par de años más tarde a base de su misterioso abandono; llegando a protagonizar un episodio de Factor Desconocido para Discovery Channel. Cuenta la leyenda que el neuropsiquiatra a cargo perdió la razón e hizo con sus pacientes una serie de monstruosidades dignas de cualquier película de Darío Argento, orillándolo a huir y abandonar el hospital. Desde entonces, se dice entre locales y curiosos que por las noches se pueden aún escuchar los ecos de los pacientes lamentándose y llorando a gritos. Teniendo semejante historia en mente y suficiente gasolina, decidí pasarme por allí para ver qué tan cierto era que la piel se te eriza una vez que entras. Así que agarré mi mochila, mi auto, mi fotógrafo y me lancé a la carretera. Media hora más tarde estábamos llegando al pequeño pueblo, sin presentar problema alguno.

De primera vista, todo se ve y se siente como el habitual sitio abandonado, en ruinas y de mala reputación. Estacionamos el auto y nos acercamos lentamente sin expectativas específicas. Era sencillo asomarse por las viejas rejillas de las ventanas rotas, reconocer lo que hace unos años eran habitaciones y detectar olores peculiares. Después de rodear el lugar, encontramos la manera de entrar por donde solía ser el patio trasero. Apenas cruzando la entrada, empezamos a detectar colores brillantes que contrastaban con la sensación más bien grisácea que sugería el lugar. Pronto descubrimos que se trataba de murales notablemente recientes, de los cuales identificamos un par.

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“Entre murciélagos y locura, dejamos varias pintas en el lugar.” —Roberto Partida

El trabajo era de los artistas Christian Zacek, el “Mil Amores”, Roberto Partida y Victoria Aguilar. Así fue como esta cacería de fantasmas se convirtió en el descubrimiento de un tesoro visual oculto. Semanas después y por otra casualidad, contacté a los artistas y me puse a charlar con ellos. Me cuentan que andaban por la zona hacía unos meses, después de intervenir los muros de la ciudad de Chihuahua para el festival Centrópolis, buscando spots para utilizar los charcos (sobras de pintura), por lo que al pasar por Santa Isabel junto con unos realizadores de video y gente de moda, fue casi obligatorio visitar el famoso hospital y, de paso, darle vida al inundarlo de color. Cuentan que siempre buscan spots podridos, abandonados y sobre todo con una carga de energía, pues el arte se debe esconder en lo visible y ser transparente en lo invisible. Por lo que el lugar resultó perfecto.

“Toda la vida la he vivido así, bajo el manto de hacer arte todo lo que toco y todo lo que me toca. Algo así como Midas, pero tratando de hacer oro hasta con la basura de alguna forma.” —Christian Zacek

Se puede ver de inmediato el viejo tanque de agua oxidado que da vida ahora la cabeza de un gato. Al entrar, el recorrido comienza sutil, con un par de “loquillos”, como los llama la artista, que son caras formadas con líneas simples en color turquesa y amarillo. A un lado del hospital, se encuentra lo que un día fue una enorme piscina en la que ahora tan sólo nadan deshechos que vigila desde el fondo la cara de un gatito con tres ojos y un par de cuernos. Todos traídos al mundo por Victoria. Dentro del edificio, encontramos una enorme cara que ocupa una pared y lleva un viejo retrete rosa por boca, dándole una nueva historia al resto del cuarto baño. Más adelante hay una pieza colorida con ojos y brazos que ocupan tanto el interior como el exterior de una habitación entera, dándole un efecto tridimensional. Finalmente, un mural con una leyenda firmada por MilAmores, autor de estas tres obras.

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El trabajo de Roberto se esconde un poco más. El primero en manifestarse fue el zorrito del penacho, distintivo del artista, que habita en una pared de adobe en las afueras del hospital entre ramas y piedras. El segundo zorro, se esconde en otro de los patios del lugar, junto a una vieja entrada al patio central, ocupando gran parte de una pared que solía ser gris y sombría. Y por último, al asomarnos a la parte más alejada del patio, nos topamos con lo que solía ser el tanque de gas del lugar, que ahora es una cara bigotona, en la cual intervinieron tanto Roberto como Victoria.

“Me he sorprendido a mí misma sumergida en una entrega muy especial, adoro lo que hago y me siento inmensamente bendecida de poder hacer de esto una manera de subsistir en este mundo material.” —Victoria Aguilar

En general, el contraste que logra el color con la escalofriante sensación fría de abandono que se experimenta al permanecer de pie entre las habitaciones que no han sido tocadas más que por el tiempo, es digno de aplaudirse. Actualmente, el trabajo de los artistas se expone en galerías de arte tanto en Nueva York como en Los Ángeles. Y, por supuesto, en rincones ocultos de México, esperando a ser descubiertos.

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http://www.doriangreygallery.com/mexicanmuralists.html
http://roberto-partida.tumblr.com/
https://www.facebook.com/vixasis