Aspira

Texto: Jorge A. Hernández

Serie dividida en temporadas con un prólogo y un epílogo.

PRÓLOGO

Él es Felipe, hombre de 30 años con cara de esquizofrénico. Hijo único. Su padre es un vendedor retirado de aspiradoras y su madre siempre se dedicó al hogar. Él golpeaba a ella con el puño cerrado y a Felipe con los aparatos que vendía puerta por puerta, todos los días bajo extremosos veranos  o en gélidos inviernos. Desde pequeño se le notó un extraño comportamiento. En la primaria fue abusado sexualmente varias veces por el conserje; en la preparatoria fue rechazado por todas sus compañeras de salón por su tonta apariencia y desgarbado aspecto. Hasta la fecha nunca ha tenido un acercamiento sexual placentero con nadie, sólo en sueños (inclusive aún desconoce su inclinación carnal). Tiene extrañas costumbres. Observa por horas edificios altos y suele divagar profundamente en sus propios pensamientos. Felipe es una buena persona, que lucha por mantener sus demonios enterrados.

Él es el Joven Stephen, un ser sin cuerpo, sin alma, quien apareció dentro de la mente de Felipe desde que éste tenía seis años, luego de que su padre le abriera la cabeza de un golpe con una aspiradora Hoover. Dolor. El Joven Stephen es  la conciencia, quien le hace ver las cosas a Felipe desde otra perspectiva, el que intenta abrirle los ojos cada vez que alguien trata de tomar ventaja de su debilidad emocional y física. Apareció como un susurro, como un eco, un sonido que se lo lleva rápidamente el viento. Es la contraparte de la personalidad de Felipe, el lado oscuro y misántropo que todos llevamos dentro.  Es alguien con poder de su cuerpo, superior la mayoría de las veces a él, lo controla y lo orilla a hacer cosas que no quiere. El Joven Stephen es un sinónimo de maldad.

Este es el Edificio Munich-Jefferson. Lugar en donde Felipe acaba finalmente de obtener un trabajo por medio de una agencia de limpieza. Irónicamente, aspirando oficinas. El inmueble de 21 pisos fue inaugurado en 1971 en la ciudad de El Paso, Texas que hace frontera con Ciudad Juárez, México. En él alberga una importante agencia bancaria y a varias firmas de abogados y compañías de distinta índole. Fantasmas. Es uno de los edificios de mayor presencia en dicha ciudad fronteriza por su novedoso diseño  de fachada y por que se encuentra precisamente en el corazón del área central. Es un punto de la depravación y la codicia. En sus oficinas se han reventado hímenes, firmado negocios sucios, por sus pisos caminan a diario personas que se llenan los bolsillos engañando a su clientela. Los elevadores hacen constantes sonidos chillantes, sus largos pasillos en la noche provocan desconfianza. Fantasmas.

Hoy es el primer día de trabajo de Felipe, y aquí es donde empieza su desgracia…

Primer capítulo de Otoño

Siempre he querido tener extremidades de liga para abrazarme a los edificios altos. Pegar mi mejilla inflamada de felicidad y arrastrarla por cada una de las ventanas que componen sus pisos. No me importa que los vidrios estén ardiendo por el sol, no me importa que me congelen los poros. Qué dicha me ha dado la vida de poder trabajar para ti como un ferviente esclavo o el mas faldero de los perros. Hacerte lucir tan resplandeciente y quitarte de encima toda la mugre que te afea. ¿Por qué no fui yo un edificio? Un inmueble de día prostituta y de noche un ave vigilante. ¿Por qué mi cuerpo no es de acero, cemento y vigas? Tan fuerte e indeleble como el más bello rascacielos, imponente por su estatura y diseño, tener vidrios y luces, elevadores y escaleras…Caer desde el último piso en nombre de tu magnificencia, dar la vida por tan devota locura…

Mmm…mmm

¿Pero que me ha pasado? He perdido por completo la noción del tiempo,  y los 20 minutos que supuestamente iba a llegar temprano a mi primer día de trabajo, se han resumido en tan solo segundos que avanzan igual de apresurados que mis pasos.  Desde afuera alcanzo a observar a un grupo de más o menos 10 personas que están reunidas en el sótano del edificio; mujeres de edad que  platican y ríen, con carros llenos de instrumentos y productos de limpieza. Saludo amablemente, pero siento que no soy del todo bien recibido, porque se les borra la alegría al verme y comienzan a alejarse en incómodos cuchicheos.

 Jejeje…

Una de ellas se me acerca y se presenta como la que supongo será mi supervisora. Socorro. Su faz emana confianza. Tiene un brillo que nunca se lo he visto ni siquiera a mi madre, quien siempre lo lleva del color de la ceniza. Me hace entrega de una hermosa aspiradora Eureka de reciente modelo, tan bella como las que vendía mi padre. Al sentirla en mi mano me provoca  sensaciones que trato de mantener encerradas en lo más profundo de mi conciencia, las mismas que evito que me carcoman a diario o a las que no les doy el privilegio de ver la luz.

Jeje…

Socorro me dice que ellas me van a entrenar para hacer mi trabajo.  Dos mujeres que pasan seguro los cuarenta, con aspecto amable pero con un velo de desconfianza en su rostro. Las sigo a tomar un elevador y durante el camino voy admirando la belleza interior de este edificio. Sus pisos alfombrados en color vino, sus paredes de mármol negro pulcramente brillosas, lámparas modernas que iluminan de manera discreta los largos pasillos; la opulencia… de la gente que labora en él y que viste de manera elegante dejando estelas de aromas caros. El bullicio que arman al toparse todos a la salida luego de concluir la jornada laboral.

 Entramos a un elevador de carga cubierto de un forro acolchonado de color gris y me dicen que vamos a subir al último piso. Mientras vamos en ascenso, oigo a lo lejos la plática entre ellas que se resume en el final de la novela de la noche; mi mente prefiere distraerse con el tintinar que nos indica el cambio de piso o alguna canción de Barry White que seguramente llevo almacenada en algún rincón de mi cerebro.

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Pero un momento…

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… una extraña e inexplicable sensación comienza a recorrer mi cuerpo como mareada de electricidad

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…mi respiración se vuelve forzosa y un calor proveniente de la aspiradora me provoca una sudoración enfermiza…

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…una debilidad, que estoy seguro podría someter a mis músculos y hacerlos desvanecer en cualquier momento.

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Eeeeeeeeeeeeeeeestaaaaaaaaaaaaaaaas Biiiiiiiiiiiiieeeeeeeeeeeeeen?, la lengua de una de las señoras es una cinta magnética en velocidad lenta. 

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…la parte delantera de mi pantalón se torna abultada y llamativa. La bragueta lucha por reprimir el ansia de una verga

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…un mórbido deseo por estas dos mujeres se hace presente…

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Eeeeeeeeeeeeeeeeeestaaaaaaaaaaaaaaaaaaas Biiiiiiiiiiiiiiiieeeeeeeeeeeeeeeen?

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Cógetelas…

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…no…

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Mátalas

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…no quiero.

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jejeje

21

Qué placentero oreo entro como una salvación después de que la puerta de este elevador se abrió al tocar la cúspide del edificio. La ciudad entera se observa desde aquí en todo su esplendor a través de estas paredes de vidrio. Siento purificación en mi alma. Mientras más me voy acercando a la ventana, el semblante de la admiración se dibuja en mi cara, mis ojos brillan al contemplar tan radiante panorámica que me emboba hasta la muerte y que me obliga a sonreír de la misma manera siniestra como lo hace esa figura repugnante y familiar, que está a un lado mío.

Continuará….